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  • claudiaalarcon13

Mostrarse al mundo a través de una cuchara

Actualizado: 3 jul 2021


Decidí tomar distancia de Twitter. Una decisión que podría considerarse un suicidio social al dejar una de las plataformas que mayor visibilidad le da a nuestras ideas. Un lugar desde donde he compartido sistemáticamente la esencia de mi trabajo y mis reflexiones.


Sería ingenuo pensar que un lugar en donde confluyen las emociones de tantas personas podría ser un lugar armónico. Twitter es un espacio que contiene la síntesis de nuestras cotidianidades: qué hacemos, qué creemos, qué sentimos, qué leemos, qué deseamos, qué tememos, qué nos enoja, cómo nos divertimos y hasta de qué, sí de qué, no de quién, nos enamoramos. Aprendemos a hacer de nosotros personajes a partir de nuestra afectividad, he ahí donde se presenta el peligro. Uno debe atribuirle a su personaje el carácter propicio para enfrentar los embates de quienes encuentran placer en la destrucción y el odio. Uno debe saber responder, esquivar y, a veces, confrontar.


Hay gente que confunde fácilmente esta dinámica con la vida de activismo. Que cree que la indignación siempre está dirigida a la lucha social, pero esto es un error. Cuando pienso en eso recuerdo a mi tía que por más de 40 años vivió en zonas rurales remotas de Venezuela y México en las que trabajó en la construcción de una estructura social y legal donde las mujeres fueran tratadas como sujetos de derechos, como personas. En un tiempo en que la tecnología de comunicación interpersonal se reducía a una línea telefónica en casa. Su lucha fue silenciosa pero feroz, fue víctima de secuestro, intimidación, amenazas, agresiones que nunca la hicieron desistir. Llegamos a pasar meses sin saber nada de ella y el alcance real de su trabajo lo conocimos después de su muerte cuando visitamos algunas de esas comunidades…


Claro, las cosas son distintas ahora y las redes digitales permiten construir otros tipos de activismos. Sin embargo, ahora la tendencia es construir activismos estridentes, explosivos, que fácilmente pueden volverse violentos y agresivos o incluso, de oportunidad. Muchos son activismos que separan, que dividen, que no definen acciones colectivas, sino que enarbolan figuras individuales en donde “mi causa soy yo”. En este contexto, construir colectividad con personas afines es problemático, hay demasiadas agendas personales en juego. Por otro lado, hay que lidiar con quienes creen que estudiar “la realidad” desde categorías críticas significa por default contribuir a resolver los problemas.


También están las implicaciones que tiene ser mujer en las redes, algo que, sin duda, ha motivado mi decisión. Estoy, particularmente, cansada de los hombres que creen que por haber leído, lo que ellos consideran mucho, tienen autoridad para decirnos qué pensar y qué hacer a mujeres que también hemos leído pero que además hemos aprendido a construirnos una subjetividad independiente, autónoma, crítica y activa en espacios que demandan acciones públicas inteligentes y conocimiento de la realidad nacional. Este tipo de hombre es una plaga en estos espacios en donde no se pone en riesgo el prestigio dado que se puede ser "alguien" sin rostro y sin nombre reales.


Recuerdo que de niña me inquietaba mucho mi reflejo en las cucharas, ver que su curvatura me convertía en dos imágenes tan distintas de mí misma: de un lado, una intimidante, agresiva y tosca y, del otro, una temerosa, frágil y débil. Desde entonces tuve claro que no quería ser ninguna de ellas. Pienso que las redes digitales son como las cucharas, hacen que las personas se reflejen de formas horribles que fácilmente nos hacen creer que eso son en realidad. Sí, sí, “no todas las personas en redes son horribles” pero con esas personas prefiero volver a interactuar en la calle, en un café o en una cantina. Por lo demás, creo que me quedo con la idea de que Twitter es, simplemente, una bitácora mundial de nuestro tiempo y un foro para la catarsis colectiva. Algo de lo que, sin duda, es fácil prescindir cuando lo que se busca es la tranquilidad personal y la acción social en la vida cotidiana.





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